Productos de gestión menstrual: ¿Conoces los materiales que están en contacto con tu cuerpo?
En promedio, una mujer pasará alrededor de cinco años de toda su vida reproductiva usando aproximadamente 11,000 tampones, toallas sanitarias, protectores diarios y otros productos menstruales desechables. Los tampones son productos utilizados para absorber el flujo menstrual dentro de la vagina; y se estima que entre el 52% y 86% de mujeres menstruantes los usan durante décadas.
Estos productos están hechos de algodón y/o rayón, viscosa, poliéster o una combinación de estos materiales, tienen un cordón que sirve para retirarlos luego de su uso. Son artículos que se han vuelto parte de la vida de las mujeres en todo el mundo y que son sumamente comunes en todas las tiendas y supermercados.
¿Realmente sabemos de qué están hechos estos productos?
Un estudio publicado en el Current Environmental Health Report, detalla que tanto los tampones como otros productos de gestión menstrual e higiene personal pueden contener sustancias como perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, mejor conocidos como PFAS o ftalatos; compuestos orgánicos volátiles, emitidos en forma de gas o fragancias por muchos de estos productos. Estos grupos químicos alteran el sistema endocrino del cuerpo, que regula el desarrollo sexual, el metabolismo, el azúcar en sangre, el estado de ánimo, el sueño, entre otros.
Mientras que un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Berkeley, publicado en la revista Environment International, encontró en tampones normales y los etiquetados como orgánicos la presencia de 16 metales tóxicos, tales como plomo, cadmio, arsénico y en niveles más elevados calcio y zinc.
Sin embargo, este estudio no pudo determinar si los metales pesados podrían filtrarse de los tampones al cuerpo, lo que hace que cualquier impacto potencial en la salud sea desconocido, dijo Kathrin Schilling, autora principal del estudio y profesora adjunta de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Columbia, Nueva York. Aunado a lo anterior, el tejido vaginal es más permeable que otras partes del cuerpo, por lo que, si los estudios descubrieran que estos metales se filtran de los productos menstruales al organismo, podría ser un problema importante.
“Lo más preocupante es que estos productos están en contacto con una parte increíblemente sensible y absorbente de nuestro cuerpo durante muchos años. Por ello, en ProFemme nos preocupamos por la salud de las mujeres que usan nuestras copas; las cuales están hechas de TPE (elastómero termoplástico), un material de grado médico muy flexible que, además, es 100% reciclable. Lo que la hace una alternativa ideal para vivir una menstruación consciente y sana,” dijo Paola Acuña, Brand Manager y experta en gestión menstrual de ProFemme, primera copa menstrual con registro sanitario de Cofepris.
Es importante señalar que el TPE que utiliza ProFemme está libre de ingredientes de origen animal, seguro y esterilizable que puede tener contacto directo con la sangre, lo que le permite permanecer dentro del cuerpo durante un período establecido; adicional, no contiene látex ni PVC, lo que lo hace no tóxico y evita irritación.
Sin duda, los efectos negativos de los metales tóxicos sobre la salud son sumamente conocidos y están bien documentados. Éstos aumentan las posibilidades de padecer demencia, infertilidad, diabetes y diversos tipos de cáncer, además, pueden dañar el hígado, los riñones, el cerebro y los sistemas cardiovascular, nervioso y endocrino.
El uso prolongado de productos de higiene femenina como tampones puede exponer a las mujeres a metales nocivos, sin un nivel seguro de exposición, lo que genera preocupaciones sobre su impacto en la salud. Es importante ser conscientes de estos riesgos y asegurar la calidad de los productos en contacto con el cuerpo.
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